Mujeres al borde de un ataque
"Las estúpidas de siempre", que se presenta los sábados en el centro Arpillera, cuenta 15 historias femeninas
Canciones y reflexiones para relatar historias de mujeres desesperadas por la falta de hombres.
NEUQUEN (AN).-La mujer en sus multiformes facetas suele ser pasto que arde fácilmente, cuando se la quiere satirizar.
Desde el "Monólogo de la vagina" que por defender la postura de las féminas obtuvo la no menos inteligente réplica en las "Confesiones del pene", hasta el escrache cotidiano, finísimo aunque descarnado de Maitena, las "dadoras de vida" son puesta del revés, para obtener, sea desde el grotesco o desde la ironía, el lado flaco que mueve a risa y conmiseración. O una de las dos, depende de los niveles de autocrítica y culpabilidad.
"Las concubinas" como elenco, se ha ido de cabeza a escudriñar en el gran carrusel de los prototipos femeninos, en el intento de elegir lo que mejor le cabe a cada personaje.
El año pasado, el grupo integrado por Inés Hidalgo, Carolina Hernández y Gustavo Lioy tuvo una aparición brevísima, sólo dos fines de semana con el espectáculo de transformismo "Las estúpidas de siempre".
Sin sacarle provecho a tanto ensayo ni inversión, debió bajar de cartel por falta de sala. Decidieron entonces, agotar las posibilidades que les otorga una obra recibida con éxito en Neuquén. Readaptada a una nueva sala teatral, la del centro cultural Arpillera, en Alderete 511, la pieza es llevada a las tablas por lo menos tres sábados más, desde las 22.
Partiendo de ideas del director y actor Gustavo Lioy, se fueron trabajando aquellos costados más sabrosos de ciertas conductas.
"Son quince historias, quince canciones, cada una narra una historia. Lo que tienen en común es que cuentan la vida de mujeres desesperadas porque no hay hombres. Aparecen distintos personajes y cómo se planta la mujer frente al hombre. Está la amante del hombre casado, la histérica que espera que el novio la llame, el ama de casa amargada que un día se revela y lo mata, una monja que se convirtió porque la abandonaron".
Puesta la lupa sobre esa carne de cañón llamada mujer, situaciones cotidianas son llevadas en alas del humor, a una visión que puede no dejarla bien parada, pero por sobre todas las cosas vienen de perillas para reirse un rato.
Tangos boleros, ranchera mexicana, música disco y electrónica, melódico, cada género tira su argumento y "Las concubinas" le sacan lustre con su actuación.
"Las estúpidas de siempre", es una obra que se animó a utilizar un recurso artístico poco explotado en Neuquén, el transformismo. En este caso, las actrices deben transformarse y retransformarse.
"Tenemos que lograr que el espectador vea que hay una transformación en nosotras. Nos vamos a vestir de mujeres, pero tenemos que lograr que el público vea que es un hombre vestido de mujer", explicó una de las actrices.
"Hacemos de hombre que se disfraza a la vez de mujeres. Tuvimos que sortear algunas dificultades ya que ninguna de las dos estábamos habituadas , porque habíamos hecho trabajos de sala, obras más clásicas y algún infantil".
Esta vuelta de tuerca pasar de mujer a hombre y otra vez al transformismo es uno de los puntos que potencia el humor
grotesco, sumado a la extrema caracterización de los personajes. Cada una de las tres "estúpidas de siempre", son una pequeña caricatura "exagerada" de las conductas femeninas.
Para el director Lioy, un hombre formado en el conservatorio nacional, esta es una experiencia que se suma a su trabajo dentro de la comedia musical, género en el que se perfeccionó en Buenos Aires con Manuel González Gil y luego con el Grupo Caviar. Precisamente, destaca el parentesco de esta pieza con el "modus operandi" de Caviar.
Llevado por una pregunta, a una definición del transformismo, Lioy lo sintetiza, según su propia visión. "Es un género mezcla de absurdo, humor, música, show, glamour y bizarro. Es fundamentalmente algo divertido y la gente lo disfruta mucho".
"Las estúpidas de siempre", que se presenta los sábados en el centro Arpillera, cuenta 15 historias femeninas
Canciones y reflexiones para relatar historias de mujeres desesperadas por la falta de hombres.
NEUQUEN (AN).-La mujer en sus multiformes facetas suele ser pasto que arde fácilmente, cuando se la quiere satirizar.
Desde el "Monólogo de la vagina" que por defender la postura de las féminas obtuvo la no menos inteligente réplica en las "Confesiones del pene", hasta el escrache cotidiano, finísimo aunque descarnado de Maitena, las "dadoras de vida" son puesta del revés, para obtener, sea desde el grotesco o desde la ironía, el lado flaco que mueve a risa y conmiseración. O una de las dos, depende de los niveles de autocrítica y culpabilidad.
"Las concubinas" como elenco, se ha ido de cabeza a escudriñar en el gran carrusel de los prototipos femeninos, en el intento de elegir lo que mejor le cabe a cada personaje.
El año pasado, el grupo integrado por Inés Hidalgo, Carolina Hernández y Gustavo Lioy tuvo una aparición brevísima, sólo dos fines de semana con el espectáculo de transformismo "Las estúpidas de siempre".
Sin sacarle provecho a tanto ensayo ni inversión, debió bajar de cartel por falta de sala. Decidieron entonces, agotar las posibilidades que les otorga una obra recibida con éxito en Neuquén. Readaptada a una nueva sala teatral, la del centro cultural Arpillera, en Alderete 511, la pieza es llevada a las tablas por lo menos tres sábados más, desde las 22.
Partiendo de ideas del director y actor Gustavo Lioy, se fueron trabajando aquellos costados más sabrosos de ciertas conductas.
"Son quince historias, quince canciones, cada una narra una historia. Lo que tienen en común es que cuentan la vida de mujeres desesperadas porque no hay hombres. Aparecen distintos personajes y cómo se planta la mujer frente al hombre. Está la amante del hombre casado, la histérica que espera que el novio la llame, el ama de casa amargada que un día se revela y lo mata, una monja que se convirtió porque la abandonaron".
Puesta la lupa sobre esa carne de cañón llamada mujer, situaciones cotidianas son llevadas en alas del humor, a una visión que puede no dejarla bien parada, pero por sobre todas las cosas vienen de perillas para reirse un rato.
Tangos boleros, ranchera mexicana, música disco y electrónica, melódico, cada género tira su argumento y "Las concubinas" le sacan lustre con su actuación.
"Las estúpidas de siempre", es una obra que se animó a utilizar un recurso artístico poco explotado en Neuquén, el transformismo. En este caso, las actrices deben transformarse y retransformarse.
"Tenemos que lograr que el espectador vea que hay una transformación en nosotras. Nos vamos a vestir de mujeres, pero tenemos que lograr que el público vea que es un hombre vestido de mujer", explicó una de las actrices.
"Hacemos de hombre que se disfraza a la vez de mujeres. Tuvimos que sortear algunas dificultades ya que ninguna de las dos estábamos habituadas , porque habíamos hecho trabajos de sala, obras más clásicas y algún infantil".
Esta vuelta de tuerca pasar de mujer a hombre y otra vez al transformismo es uno de los puntos que potencia el humor
grotesco, sumado a la extrema caracterización de los personajes. Cada una de las tres "estúpidas de siempre", son una pequeña caricatura "exagerada" de las conductas femeninas.
Para el director Lioy, un hombre formado en el conservatorio nacional, esta es una experiencia que se suma a su trabajo dentro de la comedia musical, género en el que se perfeccionó en Buenos Aires con Manuel González Gil y luego con el Grupo Caviar. Precisamente, destaca el parentesco de esta pieza con el "modus operandi" de Caviar.
Llevado por una pregunta, a una definición del transformismo, Lioy lo sintetiza, según su propia visión. "Es un género mezcla de absurdo, humor, música, show, glamour y bizarro. Es fundamentalmente algo divertido y la gente lo disfruta mucho".
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